Monday, May 10, 2010

Tesoros en Vasijas de Barro

Hermanos, no queremos que desconozcan las aflicciones que sufrimos en la provincia de *Asia. Estábamos tan agobiados bajo tanta presión, que hasta perdimos la esperanza de salir con vida: nos sentíamos como sentenciados a muerte. Pero eso sucedió para que no confiáramos en nosotros mismos sino en Dios, que resucita a los muertos (2 Corintios 1:8-9)


Les escribí con gran tristeza y angustia de corazón, y con muchas lágrimas, no para entristecerlos sino para darles a conocer la profundidad del amor que les tengo. (2 Cor 2, 4)

¿Quién imaginaría que un aclamado, el más grande apóstol de todos los tiempos escribiría estas palabras? No estoy hablando de cualquier hombre, estoy hablando de un hombre que caminaba tan cerca de Dios que escribiría más del 75 % del Nuevo Testamento, un doctor de la ley, un hombre que confiadamente se hacía llamar un apóstol de Dios en Cristo Jesús, un hombre que caminaba en la demostración del poder de Dios, un hombre que es simplemente una forma de realización de un gran paseo con Dios. Sí, estoy hablando de Pablo. No sé ustedes, pero al principio de mi caminar cristiano no me imagino a aquel hombre que estaría tan atrapado por las presiones de la vida que iba a la desesperación tan solo de pensar ha sido condenado a muerte.


Tan grande e inspirador como lo fue Pablo, vemos el lado humano de él. Llegamos a darnos cuenta de que habían altas y bajas, que hizo se desanimó. Quiero sugerir algo y hacerlo con claridad, no importa lo espiritual o ungido que estés, hay veces en las que te sientes un humano real. Moisés pidió a Dios que lo matara si no le iba a ayudar con la carga de lamentos israelitas, los salmistas de vez en cuando se cansaban de que sus enemigos los querían ver destruidos. La vida se agita a veces y cuando lo hace, el lado humano de nosotros tiende a tener una ventaja. La paradoja de la vida cristiana es la tendencia de tener experiencias que no coinciden con las expectativas. Me refiero a que en el momento en el que le fue predicado acerca de Cristo, le fue dicho que cuando se llega a Dios todo va bien pero llega allí y encontrar no es absolutamente el caso. De hecho, sólo parece ser un poco más difícil. Al igual que un hombre de Dios dijo, "Alguien te contará que todo va a estar bien, simplemente no te dirá cuándo".


En cualquier caso, mi interés no es el hecho de que la vida nos arroja cosas de vez en cuando. Mi punto es el hecho de que, independientemente de lo que la vida nos ha arrojado y continúa arrojando contra nosotros, nos mantenemos en pie. Independientemente del hecho de que Pablo se enfrentó ante tal desesperación en la vida que pensó que había una sentencia de muerte, no sólo se mantuvo en pie, sino que aún podía poner la pluma al papel y ofrecer palabras de aliento increíble. A pesar incluso del ataque de los llamados santos y santas, Pablo todavía en guerreó. Quiero decir que es bastante malo ser atacado desde fuera de la familia de la fe, pero si viene de dentro, se convierte en otra cosa. Si te dicen que eres tan poca cosa al predicar la misma gente que alentaste y oraste por ella con tanta seriedad, que es tan difícil de tomar. Quiero decir, no sé si hubiera podido ser que Pablo no era tan buen orador (no muchos buenos oradores hacen que la gente dormite al punto de caerse y quebrarse el cuello). Pero bueno, podemos dar testimonio de la potencia y la revelación que se desató cuando el hombre puso la pluma al papel. El tema de ser una “poca cosa" como predicador probablemente habría llegado a él y le dolía evidentemente el hablar de ello. Al igual que Pablo, muchos de nosotros hemos tenido que soportar golpes de la vida y tratar de todavía quedar en pie. Así que la pregunta del millón es ¿cómo hacerlo? ¿Cómo es que después de pasar por todo lo que hemos vivido, seguiremos estando fuertes? ¿Qué tiene usted que después de recibir ese golpe la vida, usted sacudió el polvo y ya está listo para darle a la vida otra oportunidad?


Creo que la respuesta está en el versículo 7º en el cuarto capítulo de 2 Corintios cuando Pablo declara maravillosamente, "Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no del hombre". Señoras y señores, hay algo en el interior de ustedes que Dios deposita cuando lo recibe en su vida que solo te convierte en más que un simple ser humano. No es de extrañar que el salmista declaró: "qué es el hombre para que tengas de él memoria ... que le has hecho un poco menor que los ángeles" (parafraseado). Mi exhortación hoy es muy simple, no dejes que el enemigo te intimide a creer que no vas a hacer nada en la vida. Realmente no me importa si, es el diablo, sus decisiones pobres o lo que sea que se te este presentando. Lo único que sé es que no sólo puedes ocuparte de ella, sino que también seguir fuertes en pie cuando pase la tormenta, porque de ti fue dada la identidad, la habilidad para hacerlo. Hay un tesoro en las vasijas de barro que te hace extraordinario!

Articulo de David B. -Traducción

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